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Recuerdo del primer futbolista argentino baleado en un campo de juego

El 11 de septiembre 2005, ante miles de testigos, una bala policial perforó uno de los pulmones de Carlos Azcurra, jugador del Atlético San Martín. El recuerdo a 15 años del suceso que opacó un clásico partido frente a Godoy Cruz dejando numerosos interrogantes sobre la violencia y el fútbol.

Mendoza 11/09/2020 Rolo Moreno Rolo Moreno
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El resultado de 3 a 0 a favor de Godoy Cruz Antonio Tomba quedó en segundo plano porque la violencia en un espectáculo deportivo mendocino traspasó los límites de la línea calcárea. Al parecer la respuesta verbal de un fotógrafo, alcanzado por una piedra desde el popular norte, habría sido el disparador de bronca en la parcialidad que tronó su escarmiento hacia el operativo de seguridad que evidentemente no estaba a la altura. 
Uno de los milagros esa trágica tarde fue la presencia en el estadio del Doctor Carlos Bertona. Todavía está en peligro. Fueron 17 perdigones disparados a menos de 20 centímetros. “Estamos abocados a salvarle la vida, después veremos el tema fútbol. El futuro es incierto y queda un largo camino por recorrer. Este chico tendrá secuelas, quizás de por vida”, resumió a un medio digital Carlos Bertona, médico del plantel de San Martín. Otros médicos aseguraron que el procedimiento evitó que Azcurra muriese desangrado. 

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Los minutos siguientes fueron intensos para el herido, el servicio médico y los miles de seguidores que vieron un balazo a quemarropas en primera persona. Algunos aseguran que, con el dedo del médico en la perforación hemorrágica, llegó Azcurra al Hospital Lagomaggiore que por complejidad y cercanía les jugaron a favor de la víctima. Luego de una semana y la pérdida de parte del pulmón derecho, creía Carlos que, su futuro en el fútbol estaba prácticamente culminado como jugador, pero no fue así. Dios para los creyentes o el destino, había dado una nueva chance para seguir cotejando a la redonda en clubes de Mendoza. 


El dato pertubador es que Carlos Azcurra fue el primer jugador baleado por la fuerza policial en un campo de juego en el País. La intención de los jugadores en esa disputa entre jugadores albirrojos y uniformados era evitar la balacera hacia la tribuna. Había niños, había mujeres, ancianos personas con discapacidad que lentamente desalojaban la tribuna de hormigón por las dificultades que presentaban y el relieve del piedemonte mendocino. Si uno observa la secuencia fílmica son elocuentes. 


A 15 años del trágico suceso hubo enseñanzas. ¿Hubo enseñanzas? ¿Se modificó la concepción de la función y el entrenamiento de las fuerzas de seguridad en los espectáculos deportivos? ¿Se disminuyó la violencia en los campos de juego? La respuesta será por demás subjetiva, aunque, si alguna acotación sirve para fundamentar el no rotundo, es que pre pandemia, la mayoría de los partidos de fútbol del País se jugaban sin público visitante. ¿Qué rol le cupo a la Liga Mendocina, a la Policía de Mendoza, al prestador del estadio en esa oportunidad la Sub Secretaría de Deportes de Mendoza, los dirigentes de los clubes protagonistas y el público? Son los posibles cuestionamientos internos para que este lamentable suceso no vuelva ocurrir.  


Actualmente Azcurra, según el sitio informativo Olé, vive en Las Heras y trabaja en el club barrial San Pablo. Es empleado de la Dirección de Deportes de esa comuna mendocina, está en pareja con Eliana y tiene una hermosa niña de 9 años llamada Pilar.  

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